Cuautitlan.- Detrás de la industria de la leche en el Valle de México, donde aún todavía quedan establos, existe una crueldad extrema durante la extracción industrial del lácteo, que provoca lesiones, infecciones y sangrado en las ubres, sin que se dé a la vaca la atención que requiere.
De acuerdo con trabajadores de establos ubicados en la carretera Cuautitlán-Zumpango, las vacas no producen leche constantemente. Sí lo hacen cuando se trata de alimentar a las crías solamente. Por ello, las vacas son inseminadas artificialmente para así poder producir leche.
Otra cruel práctica es la de introducir imanes en las vacas para extraer metales de los estómagos del bovino, depositados ahí por consumir alimento contaminado.
Los becerros son separados de sus madres inmediatamente cuando nacen, para que la primera no consuma la leche que será extraída para su comercialización, afirma Gumersindo Narváez, viejo trabajador de lo que fue la Cuenca Lechera del Valle de México, a punto de extinguirse.
Como si no fuera suficiente, en México se llevan a cabo prácticas prohibidas en otros países, como el corte de cola con tijeras, o bien la atan hasta que los tejidos se mueren y la cola se desprende, explica el médico veterinario Ernesto Martínez.
Asegura que el marcaje con hierro ardiendo, es otra crueldad para estos animales así como también se presenta negligencia en el tratamiento veterinario en heridas e infecciones en los ojos.
El veterinario en entrevista detalla que la ONG “Igualdad Animal” capítulo México sugiere fortalecer la legislación mexicana que prevengan ese tipo de abusos. Se trata que con la ley en la mano se pueda denunciar a quienes realicen ese tipo de prácticas crueles, que se siguen utilizando en los ranchos lecheros.
México se encuentra muy rezagado en leyes que protegen a los animales de granja, por lo que mientras no exista una ley que permita denunciar a quienes llevan a cabo prácticas crueles dentro de la ganadería industrial, el maltrato animal seguirá sucediendo sin que nadie pueda hacer nada al respecto, señaló el doctor.
“Los animales usados en la ganadería industrial son tratados como máquinas, golpeados, electrocutados, apuñalados brutalmente, confinados en sucias jaulas, ignorando por completo su sufrimiento”, aseguró Ernesto Martínez.