La semana pasada se llevó a cabo el foro del Observatorio Ciudadano relativo a los impactos ambientales del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), organizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) y otras organizaciones.
El despacho que elaboró la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto para el NAICM, nos confirmó lo que ya habíamos señalado hace varios meses en distintas mesas de debate: que el NAICM no sólo cancelará la operación del actual aeropuerto con sus dos terminales, sino que además dejará fuera de operación la Base Aérea Militar de Santa Lucía.
La Base Aérea de Santa Lucía es la más importante de todas; le corresponde el número “1” en la lista de las 18 con que cuenta la Fuerza Aérea Mexicana. Se encuentra al norte de la Ciudad de México, en Zumpango. Tiene una de las pistas de aterrizaje más importantes de todo el país, donde puede aterrizar cualquier tipo de aviones, incluso de vuelos comerciales en caso de emergencia si hubiera problemas en el actual aeropuerto (AICM).
Santa Lucía no podrá operar debido a la nueva orientación de las pistas N-S en el proyecto del NAICM, veamos: el actual aeropuerto tiene pistas con orientación NE-SO, que corresponde a la dirección de los vientos dominantes en el Valle de México. Esta condición es fundamental en las normas aeronáuticas.
Durante la administración del presidente Vicente Fox, el entonces secretario de Comunicaciones, Pedro Cerisola, presentó el proyecto para el NAICM sobre terrenos del núcleo ejidal de Atenco, sin invadir la zona federal Lago de Texcoco. La orientación de las pistas era exactamente NE-SO, igual a las actuales. De esta forma no se afectaba la operación de Santa Lucía.
Todos sabemos que el proyecto fracasó por una muy mala operación en el pago de los terrenos expropiados, pero la orientación de las nuevas pistas estaba avalada por los despachos que ahora apoyan al nuevo proyecto. En este aspecto, el NAICM sobre Atenco era mucho más lógico y con menor impacto ambiental que en los terrenos federales.
Sin embargo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), para no meterse en los problemas de Atenco y no pagar por los terrenos para el NAICM, propuso una nueva ubicación del proyecto sobre la zona federal del Lago de Texcoco y con la orientación de las pistas en dirección N-S. Para esto pagó un estudio de varios millones de pesos a los mismos despachos que ya habían autorizado anteriormente el proyecto de la administración Fox.
La dirección de las pistas N-S tiene muchos inconvenientes, entre otros:
1) La cercanía de las pistas a zonas muy pobladas de Ecatepec, Nezahuacóyotl y Chimalhuacán.
2) la destrucción de la Zona de Protección de Aves Migratorias en el lago Nabor Carrillo.
3) la cancelación para siempre de un nuevo aeropuerto en Tizayuca, Hidalgo, que ya había sido autorizado por la SCT para operaciones comerciales.
4) la desaparición de la Base Aérea Militar de Santa Lucía.
5) y la cancelación del AICM.
En la presentación del proyecto se dijo que la primera etapa constará de tres pistas, las cuales permitirán operaciones simultáneas de aterrizajes y despegues, pero ahora resulta que el acuerdo para retirarle la Base Militar al Ejército consiste en que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) usará la tercera pista del NAICM para operaciones militares. Esto significa que el aeropuerto civil quedará solo con dos pistas igual que el actual, pero con una sola terminal. Entonces, ¿dónde está la ganancia de tanta inversión? ¿Cómo se puede justificar un proyecto a tan alto costo? Habrá una segunda etapa sí, pero ¿cuándo?
Perder el AICM con las dos terminales y todas sus instalaciones periféricas, hangares, talleres, almacenes, etc.; perder la importante Base Aérea Militar de Santa Lucía; perder para siempre la posibilidad de un aeropuerto en Tizayuca Hidalgo; perder el proyecto de recuperación ecológica Plan Lago de Texcoco; y destruir el hábitat de protección de aves migratorias en el Lago Nabor Carrillo que tanto tiempo ha costado recuperar. ¿Todo esto tiene sentido?
Los impactos ambiental, urbano, socioeconómico, hidrológico y aeronáutico del NAICM son demasiado costosos e irreversibles. Considero que estamos a tiempo de hacer una revisión más a fondo y replantear otras ubicaciones para el NAICM, que finalmente también han sido analizadas y aprobadas por los mismos especialistas.
Fuente: José Luis Luegue – El Universal
Foto: Fuerzas Armadas de México