Mujeres, niños y ancianos van y vienen por La Trinidad. En las noches no salen, temen a la inseguridad y a los cientos de viviendas vacías que pueden servir de refugio a los delincuentes. Los hombres, muchos de ellos, hace tiempo se fueron.
La calle Santa Paulina tiene 50 casas y sólo 10 están ocupadas. El resto fueron abandonadas por sus propietarios, cansados de pagar altos pasajes.
“El pasaje aquí es lo que te come. Ahora, los gastos, es muy escaso el trabajo”, comenta Sandra. La mujer vive con sus dos hijos, desempleada.
Relata: “Yo llegué de improvisto. Yo rento, desgraciadamente no tengo casa propia. Al llegar aquí se veía todo tranquilo, bien, pero al paso del tiempo te das cuenta que hay mucha inseguridad. En la esquina mataron a un joven, hay violaciones. La gente se va por lo mismo, no hay dónde trabajar”.
El abandono de La Trinidad es evidente. No sólo las viviendas son abandonadas, también las familias. Antes, los hombres regresaban los fines de semana, ahora muchos ya no lo hacen. Mujeres y niños, así como personas de la tercera edad, habitan la mayoría de casas.
Por falta de recursos algunas mujeres no mandan a sus hijos a la escuela. “Los ladrones no vienen a La Trinidad, aquí viven”, dice un colono.
Una mujer refiere que viviendas abandonadas son utilizadas como casas de citas, donde jovencitas menores de edad se prostituyen para obtener algo de dinero.
El alumbrado público no funciona y en las últimas semanas la comunidad carece de agua potable, que ocasionalmente llega a las tuberías. El gobierno local pegó avisos en las puertas donde ofrece el contrato del servicio en seis mil pesos, obligatorio. El municipio tiene 60 patrullas, insuficientes para garantizar seguridad pública al creciente número de pobladores.
Ciudad del Bicentenario
Zumpango, a 55 kilómetros del Distrito Federal, es una de las seis Ciudades del Bicentenario del Estado de México. Las otras son Tecámac y Huehuetoca —también en el valle de México— y Jilotepec, Atlacomulco y Almoloya de Juárez.
Pablo Gregorio Rodríguez Méndez, director de Gobierno de Zumpango, señaló que para el 2021 se prevé la construcción, en Zumpango, de 155 mil 168 viviendas. GEO tendría 118 mil 642 y 36 mil 526 de otras desarrolladoras. Al 2011 la primera vendió 46 mil 324 casas. Pero la crisis de las inmobiliarias cambió los planes.
Detalla que son 25 fraccionamientos con más de 100 mil viviendas y sólo cinco han sido entregados al gobierno municipal para que los dote de servicios como agua y luz.
Sin embargo, explica que las fraccionadoras se saltan este paso y construyen y venden antes de entregar el desarrollo al ayuntamiento. Al ser propiedad privada, ellas brindan los servicios públicos, aunque “al pasar por un problema financiero están incumpliendo con esos servicios. En algunos casos, el ayuntamiento tiene que entrar al rescate”.
El gobierno municipal estima que 20% de las viviendas de la zona fueron abandonadas. La lejanía de los centros de trabajo y el elevado costo del transporte público provoca que dejen de pagar sus casas y las pierdan.
Según datos del Infonavit, a diciembre de 2012 existían 89 mil 591 viviendas de interés social abandonadas. Las delegaciones que concentran el mayor número son las ubicadas en Tamaulipas, Chihuahua, Baja California, Estado de México, Jalisco, la zona metropolitana del valle de México y Nuevo León.
Zumpango reporta mil 774 viviendas abandonadas, lo que lo convierte en el noveno municipio con el mayor número de viviendas deshabitadas a nivel nacional.
Más que casas, una ciudad
En el 2005 se inició la construcción de La Trinidad —a cargo de Casas GEO—, y casi al mismo tiempo se empezaron a habitar las pequeñas casas, con sala-comedor, cocina, baño, una recámara y patio de servicio, con opción de crecimiento. Todo ello en un área 33 metros cuadrados.
En sus dos primeras fases, el desarrollo tendría ocho mil viviendas, de ellas, tres mil 514 fueron “pies de casa” (vivienda formada por sala-comedor, cocina, baño y una recámara, con opción a crecer) ofrecidos a familias que ganaran tres salarios mínimos.
El proyecto comenzó en 2005, al final de la gestión del gobernador Arturo Montiel. Ocho años después la iniciativa de vivienda para pobres es considerada un fracaso por pobladores y autoridades locales.
La empresa GEO ofreció viviendas dignas y más que eso, una ciudad con urbanización y equipamiento como escuelas, áreas verdes, infraestructura, plantas de tratamiento de aguas residuales y pozos de agua potable. Sin embargo, los pobladores aseguran que fueron engañados.
Desempleo y delincuencia
Laura Luna Fragoso recorre diariamente las calles de La Trinidad. Es testigo de Jehová y toca puerta por puerta para hablar de religión. Por ello conoce bien los problemas que enfrentan sus vecinos. Los resume: desempleo y delincuencia.
“Hay muchas familias en abandono total, por ejemplo, tenemos abuelitos cuyos hijos vienen y los dejan y aquí están abandonados. Familias con cinco o cuatro niños que no van a la escuela, por la economía, hay que pagar la inscripción, uniformes, útiles”, afirma.
Añade: “Ya tenemos niños delincuentes, mientras el papá está pagando en la caja en Aurrerá, el niño está tomando cosas. Los entrenan para robar, de cinco o seis años los meten en las ventanas del baño para asaltar las viviendas. A veces, cuando uno va a Zumpango, al regresar ya se metieron. Antes (el robo) era en la noche, ahora es en el día”.
Asegura que hay familias de La Trinidad cuya comida es una sopa al día. Los padres trabajan y el niño de 10 años cuida a dos o tres hermanos menores.
El esposo de Luna Fragoso es taxista en el Distrito Federal, el vehículo no es suyo. Diario gasta 100 pesos en pasaje y comida, y cinco horas en ir y venir. Trabaja un día y otro descansa.
“Mucha gente nada más utiliza las casitas para dormir, pero a partir de eso tenemos el problema de que, mientras, los vecinos delincuentes en un descuido nos vacían la casa”, expresa.
María Gabriela Fragoso Chávez, también habitante de la zona, menciona que no hay empleo cerca de La Trinidad y acuden a otros municipios o al Distrito Federal.
“Abandonan las casas por falta de empleos. Es gente que viene normalmente del Distrito Federal, que tiene sus trabajos allá. Aquí no hay trabajo y el pasaje es alto. Hay una compañía de transporte, Tranzumpango, es la única que entra aquí y abusa con los pasajes. De aquí a Zumpango cobran nueve pesos y 9.50, cuando debería ser el mínimo, a Indios Verdes son 25 pesos. A El Rosario hay que transbordar, hay que ir a Zumpango y de ahí otro”, expresa.
Agrega: “Para ahorrarse el pasaje, los esposos se quedan por allá y la familia se queda sola. Termina en separación de familias, hay mucha madre soltera”.
“Es la unidad más fea de todas las que están cerca. Hay más organización en Villas la Laguna, jardines muy bonitos y las casas muy bonitas. Esta es la más fea, la tienen abandonada”, dice.
Otro colono plantea: “No hay trabajo. Usted va a Zumpango para hacer una solicitud de empleo. ‘¿De dónde viene?’, preguntan. ‘De La Trinidad’, y no lo contratan. Consideran que esta zona está habitada por puro delincuente. Encontramos muchachos que los han matado a media calle y no hay autoridad que venga a resolver la situación”.
La Trinidad también registra invasión de viviendas. Personas extrañas ocupan las casas o los mismos pobladores entran y pretenden pagar al Infonavit. A veces son desalojados, otras no. Es tal la desolación de la zona, que ni los invasores están interesados en ocupar las casas.